lunes, 26 de noviembre de 2007

Un Ciudadano ejemplar



Hoy lunes salimos en la sección Cultura del Diario El Ciudadano. Gracias Pablo Makovsky por la buena onda.
La nota completa.

Imágenes urbanas
Ciudad letrada
“Escrito en el aire”, un libro de fotos de dos diseñadores gráficos que releva tipografías de distintos recorridos de la ciudad

A mediados del siglo XVI el tipógrafo Claude Garamond rescató las viejas tipografías romanas convencido de que en esos tipos con serifs (esos palitos que sobresalen donde termina la línea de cada letra) podía refulgir algo de la historia de las tipografías usadas en un texto. Las fuentes que hoy llevan su nombre y pueden encontrarse en el listado de cualquier computadora hogareña fueron en principio un modo de reaccionar ante las páginas cargadas y floridas del medioevo y el barroco. Para los iniciados, Garamond señala un momento preciso en el que alguien se enfrentó a un texto escrito, leyó y agregó algo con su escritura misma.
Juan Manuel Alonso y Guillermo Buelga, dos diseñadores gráficos, encararon en Rosario lo que ellos llaman un relevamiento de escrituras de la ciudad a través de unas 1.500 fotografías que tomaron entre enero y abril de 2004. Trabajo por el que en muchas oportunidades fueron corridos por los dueños de los carteles retratados, que veían en estas personas armadas de una cámara a dos potenciales delatores municipales. El resultado de esas corridas es Escrito en el aire, un libro que recoge esas imágenes, textos y crónicas del trabajo, impreso por los autores a través de un subsidio obtenido tras ganar el concurso Cultura Joven 2005. El volumen se presenta el próximo sábado a las 19 en el centro cultural Parque de España (Sarmiento y el río).
Una primera mirada al proyecto podría hacer pensar en un canto de alabanza a las viejas técnicas artesanales del diseño, en la reivindicación de la “mano” del diseñador. Pero no es eso lo que interesaba a Alonso y a Buelga. “Me preguntaba –dice Alonso–: ¿nos va a gustar el logo del correo o de la telefónica dentro de 50 o 60 años? Porque creo que los nuevos carteles no van a tener la misma posibilidad de belleza que los viejos”. La belleza, eso que la escritura muestra a través de un velo, es el tema del libro.
Entonces, no se trata de ponderar las virtudes de los carteles artesanales de los años idos, sino de señalar en esos trabajos una cualidad que los diferencia de los actuales, de la “rotulación digital”, según el término que prefiere Buelga. Básicamente, Alonso señala una conciencia y unas necesidades muy distintas a la hora de realizar la publicidad de marcas y firmas de antes y del presente. “Los carteles de ahora tienen un fin tan claro e imperioso en torno a la cuestión del mercado que su atractivo no va a durar lo mismo que los otros, hechos para marcar su presencia en la cuadra”. Esta presencia, donde queda el rastro de un individuo que quiere diferenciarse y en ello reside su estrategia de mercado, es también una distancia con respecto a la urgencia de la venta, eso es lo que se escribe.
Escrito en el aire está dividido en once capítulos (Vidrio, Clubes, Neón, Pared, Pizarrón, etcétera), según el soporte y las características de las tipografías, el lugar de pertenencia y el itinerario que hicieron los compiladores para dar con algunas figuras que alcanzaron ya ese punto místico en el que su brillo se hace más intenso por la inminencia de su desaparición: “La vidriera –anota el cronista en la entrada de «de Estilo»– de una joyería ofrece unos pocos relojes y pequeños objetos de plástico o de vidrio, souvenirs, regalitos coloridos para repisa, esa miríada de cosas que acumulamos a lo largo de nuestras vidas, tan a la vez insignificantes e inolvidables, pero que en el escaparate que se ralea parecen cada vez más desvalidas”.
Alonso y Buelga reconocen que también hay en su tarea un “canto de alabanza”, pero es a un mundo menos competitivo. Porque, tal como observan: “En 60 años los diseñadores enseñaron al dueño de un comercio la importancia de armar una marca y esa misma conciencia los incapacita para producir un objeto más bello. Que pueda fundirse, mimetizarse con el paisaje, armar una trama. De modo que está el cartel y por otro lado la ciudad”.