sábado, 1 de diciembre de 2007

Notón en Rosario3.com


Esto no tiene techo. El portal más visitado de la región nos dedicó su sección Fotonoticias http://www.rosario3.com/ocio/noticias.aspx?idNot=22436 y su periodísta estrella, Fernanda Blasco, se zarpó con un notón. Gracias a todo el equipo de Rosario 3 por la buena onda y los espero esta noche con un copetín.
La nota completa:
Carteles que cuentan la historia de una ciudad
"Escrito en el aire", libro que se presenta esta noche en el Parque de España, es un proyecto compartido de Guillermo Buelga y Juan Manuel Alonso, quienes a través de una serie de imágenes dan cuenta del enorme patrimonio gráfico rosarino
Azulejo sobre azulejo, el club Atalaya deja su firma en la pileta. Letras doradas imprimen el nombre de la pizzería Santa María sobre un vidrio. Un pollo recién horneado ocupa el centro del cartel celeste con el que se anuncia el Rich. Letras negras sobre chapa es la señal de que se está en el bar Nuevo Piave. Basta mirar para arriba para descubrir carteles que, de diferentes épocas, tamaños, estilos y materiales, parecen contar su propia historia de la ciudad.
Escrito en el aire, libro que se presenta este sábado a las 20 en el Centro Cultural Parque de España, es un proyecto compartido del diseñador gráfico Guillermo Buelga y el editor gráfico Juan Manuel Alonso, quienes a través de una serie de imágenes dan cuenta del enorme patrimonio gráfico rosarino. La obra fue publicada gracias a un subsidio obtenido tras
ganar el concurso Cultura Joven 2005.
"El proyecto surge mezcla de busqueda personal y profesional e influenciado directamente por América Sánchez, un diseñador bonaerense radicado en Barcelona desde el 66. En un congreso de diseño, en noviembre de 2000, en Córdoba, escuché a este diseñador hablar de su libro Barcelona Gráfica, donde contó de la necesidad de un ordenamiento gráfico de los innumerables elementos gráficos que había en las ciudades. Ahí es donde pensé porqué no hacerlo con Rosario", cuenta Guillermo.
Entonces comenzó la búsqueda de escritos en el aire. "Salí con la máquina de fotos a caminar y a sacar no se qué cosas, supongo que gráfica en general, cosas que me atraían o me parecían interesantes, empecé con las puertas y los cartelitos de calles, direcciones, buzones. Tataba de registrar toda la gráfica artesanal que estaba dando vueltas, intentando catalogarla".
"Cuando Guillermo me mostró lo que venía haciendo me sumé, al pensar darle escala-ciudad al registro fue que decidimos una serie de recortes y entonces fueron quedando los carteles. Después tambien excluimos todo lo que fuera «marcas» y también quedó fuera la gráfica digital o rotulada. El registro fue centrándose en una franja más compacta y definida", agrega Juan Manuel.
"Cuando hacíamos el recorrido por Rosario parabamos todo el tiempo. Si era por él, me explicaba el porqué de la foto y cuando era por mí pasaba lo mismo", relata Guillermo, para quien hubo en el proceso un aprendizaje mutuo. "Creo que tenemos la misma manera de observar las cosas, por ahí el se inclina mas a los textos y yo a la gráfica pero nos complementamos bien", detalló. "Aunque quizá con intereses distintos, las coincidencias sobre qué registrar fueron totales", coincide Juan Manuel.
El proyecto empezó a tomar forma en el verano de 2001. El resultado de la búsqueda superó los límites de cualquier publicación. "En el libro entraron unas 300 fotos aproximadamente de un total de 1.500, y eran fotos analógicas, no digitales", cuenta Guillermo, para quien "el proceso de selección de fotos se dio de manera natural. No mientras sacábamos las fotos, sino al recopilarlas. Se parecían entre sí. Así nacieron las tridimensionales, sobre vidrio, sobre chapa, de chapa. El orden en el libro fue totalmente arbitrario". Sobre el título, Juan Manuel explica que "alude a esos carteles que sobrevuelan las calles, una «alta» escritura, una «escritura en el aire»".
Juan Manuel y Guillermo aseguran que Escrito en el aire no es simplemente un libro de fotos. "El libro engloba más que una mera cuestión gráfica. Habla de las relaciones del barrio, del esfuerzo, de la técnica. De los maestros letristas que ya no están y que su obra perdura. Cada vez que enfrentábamos un cartel, se acercaba un vecino con su historia de vida, el dueño del local con alguna anécdota, la gente nos invitaba a escuchar lo que tenían para decir, todo a través del cartel", cuenta Guillermo.
Su compañero tiene su propia teoría. "También, de un modo sesgado o elíptico, esos letreros «cuentan» una historia, que es un poco la del sector comercial a que los carteles pertenecen pero también, en un sentido más amplio, la de un «fondo» visual muy presente en nuestra experiencia, claro que no necesariamente de modo conciente. Digamos, todas las transformaciones «a presión» de los noventa (nuevas tecnologías, estrategias de venta y «apariencia» de los negocios) se pueden «leer» (otra vez, de un modo oblicuo y elíptico) en estos carteles que pertenecen a los negocios que, por su condición, son aquellos que pueden realizar en ese momento el menor esfuerzo de adaptación a la presión de la época", detalla. A través de las imágenes que ofrece el libro "se descubre una ciudad que tuvo y tiene necesidad de comunicación, una ciudad que se expresó a través de la profesión, de letristas amateurs, algunos ocasionales y sus profesionales anónimos", considera Guillermo. "Una cosa que descubrí a lo largo del recorrido, fue el enorme patrimonio gráfico de la ciudad. Si bien Rosario en los últimos años tuvo un impulso enorme en lo que el arribo de nuevas empresas se trata, con sus nuevas estrategias de comunicación y sus pesadas y envolventes gráficas corporativas, la ciudad sigue manteniendo ese toque antiguón y mistongo. Se da más en los barrios que en el centro de la ciudad. Pero la gráfica y escritura antigua se resiste a irse", asegura.
"Esos letreros muestran tanto un intenso grado de cohesión alcanzado con la imagen general de la ciudad como también su evidente imposibilidad de seguir formando parte de ella. Ciertas nociones que podrían indagarse en este registro relacionadas con la pregunta acerca de cuáles son los elementos y condiciones para que una imágen pueda formar parte de una experiencia extendida (y no únicamente particular, personal), configuran, creo, sus desprendimientos más válidos", analiza Juan Manuel. Guillermo aclara que fuera del libro quedaron muchas fotos: "El proyecto no tiene fecha de cierre, se alimenta permanentemente. Cada vez que vemos un cartel, una gráfica perdida o curiosa, olvidada, o artesanal, apuntamos el lugar y volvemos con la cámara". En el futuro, "van a venir más libros, no hay dudas de eso. Aparte estoy trabajando en otro proyecto de fotos de situaciones curiosas en Rosario, gente, objetos, carteles, de la locura que tiene la gente y de cómo la exterioriza", concluye.
Quienes quieran echar una ojeada a la vasta recopilación y conocer más del proyecto, Escrito en el aire tiene su propio
blog.