sábado, 18 de agosto de 2007

Introducción


Fuera de campo. En las fotos se presiente el rastro de lo que falta: la ciudad; pero ésta se sobone a su ausenciarep, a su relegamiento a un segundo plano restringido. Esto no es producido por un efecto o un mérito- de las fotografías, sucede; es una cualidad inherente a las cosas retratadas. La manifestación ocurre por fuera del encuadre, mínimo por otra parte, y quizás en contra de él; entre los objetos retratados y su búsqueda.
Excluidas del registro fotográfico de este libro quedaron las marcas comerciales y las gráficas rotuladas digitalmente. Las marcas —animadas por otra lógica— mantienen con el habitante una relación unilateral, sólo ellas hablan. Cabría preguntarse entonces por la diferencia entre “marca” y “firma” (o nombre de negocio); es, en principio, una diferencia cuantitativa: ¿cuántas veces se repite a lo largo del paisaje? Una: firma; cincuenta: marca. Además, el modo de producción de las escrituras fotografiadas difiere radicalmente del seguido por las marcas; no tanto en su aspecto técnico —aunque también allí—sino en cuanto a su concepción. Las primeras carecen de estrategia —sólo existe un módico objetivo inmediato, diferenciarse del cartel de media cuadra—, en las segundas la estrategia lo es todo y así los objetos, próximos a ese discurso totalizador, quedan subordinados a la estrategia y desentendidos de su ubicación física.
Las imágenes aquí reunidas enfocan objetos que proceden de una concepción anterior, visual, gráfica; pero también social, mercantil, económica, ciudadana. Muchos de esos objetos aún están presentes en la ciudad, pero su capacidad de evocación se debilita.
Detrás de lo que anuncian los letreros, en su estricta visualidad, disimulada entre las diferentes caligrafías que se entrecruzan y las personas que se desplazan de una vereda a otra quizá pueda verificarse una trama. Más que a lineamientos tipográficos estas letras demarcan y aluden a una topografía que se configura desplazada del orden al que pertenece.